La leche es uno de los alimentos más completos que existen, ya que es vital al inicio de la vida de todos los mamíferos, incluyendo a los seres humanos, y resulta ser esencial para una nutrición adecuada durante el resto de la vida de todas las personas, debido a su alta concentración de nutrientes, los cuales son de fácil asimilación por parte del cuerpo, y pueden ser aprovechados en su totalidad.
La leche y sus derivados, conocidos como lácteos, dentro de los que se cuentan el yogurt, el queso y el kumis, ofrecen al cuerpo un aporte muy importante en aminoácidos, que son los son compuestos que no produce naturalmente el cuerpo, y que se combinan para formar proteínas, las cuales son indispensables para el correcto funcionamiento del organismo.
Esto se traduce en que la leche y sus derivados ofrecen al organismo aportes en grasas, vitaminas liposolubles, ácido pantoténico, vitaminas del complejo B (como riboflavina, vitaminas B5 y B12) y minerales como el fósforo, magnesio, selenio y calcio, siendo de este último la leche una de las fuentes primarias.
El aporte nutricional de la leche y sus derivados es tanto o más eficiente que el presente en varios de los suplementos vitamínicos que existen en el mercado. Además, la leche incluso sirve como una fuente importante de hidratación, por lo que es posible sobrevivir alimentándose solo de leche durante algunos periodos de tiempo, en una situación en la que no existan otras alternativas de alimentos esenciales, ya que la lactosa que incluye la leche en su presentación regular también sirve como una fuente de energía.
Los demás lácteos también ofrecen todos los beneficios nutricionales de la leche, porque no se degradan en su proceso de fabricación, y, específicamente en productos como el yogur y el kumis, se pueden potenciar la producción de bacterias beneficiosas para el proceso digestivo.
Por estas razones, es recomendable consumir leche y sus derivados diariamente para garantizar el correcto funcionamiento del cuerpo.